23 nov 2007

Que mi maldad te sostenga


Cadenas que te atan a la vida
o que te niegan de la muerte,
metal frío rasgando tu piel
-inerte estarás para mí-
mordazas de sucio blanco
te tapan la boca
-incendio tu impotencia-
alaridos en el alba
que te busca y no te encuentra.

Como no hablar
una vez más
de tu sucia sangre
que cae a goteos
y en ocasiones se desparrama
-yo prefiero verte los huesos
en vez de molerte
tu impía carne-.
Rasgar los velos
que te esconden de mi fuego
y verte sufrir
a desvelos eternos.

-Que vida voyerista la mía-
que estos ojos gocen
con el dolor de tu cuerpo
y se atore la garganta
con el líquido rojo
que te abraza,
de pronto una luz
en el infierno
se vuelve llamativa
entre la oscuridad
de la maldad que habita en ello.

Y te intoxicas con tu saliva
y se mueren los días
que no te han de salvar
a la sombra que te muerde
-que te muerde con mis ganas-
el corazón y la cordura
el dolor y la amargura,
y mis cadenas aún te sostienen
-que mi maldad te sujete fuerte...-

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