At mortem

Destroza mis venas como si fueran las cuerdas
de un violín malogrado de bordeante tinta
aullando a la luna, condesa sangrienta
musitando blasfemias que albergan mi ira.

Almas perdidas...
No lloréis por mí.


Dile a la rosa que enredada me clava espinas
que suelte sus pétalos al viento cuando mi vida se riegue
entre colores grises de ácida vida,
entre susurros gélidos de descuartizada muerte.

Llorad ahora...
Que la vida me abandona.


Y canta por mí en el laúd de mi garganta
cuando fuerte penetran las notas de los días.
Canta por mí, con voz sin rostro consciente
la carne que mastica la tierra que aguarda.

Sé fuerte...
Que valgan los lamentos de la muerte.