12 feb 2009

CUANTO TE EXTRAÑÉ! (parte I)

Todo fue muy extraño.
Sentí que en todos tus pasos volvía mi vida a ser mía.
No te quise mirar desde lejos y desgastar tu divino andar con mi emoción de niña. Sólo que así me sentía por dentro.
Tu caminata incesante en cámara lenta no hacía otra cosa más que recordarme todo ese sufrimiento. El volver a levantarme, caminar, partir de cero después de todo... ya no me viene bien a estas alturas.
¿Pero qué más puedo hacer? -Me pregunté muy fuerte- Si desde que te fuiste hasta este preciso instante siento que no ha transcurrido ni un sólo segundo entre tu y yo.
-Nos quedamos parados en la esquina. El mismo escenario en donde se cortó nuestra absurda película romántica. Justamente en la parte en la que me decías que no volverías jamás...-

Sólo una mirada, un sencillo saludo y una voz vacilante me hicieron alerta de cuanto te extrañaba en realidad.

Antes de ese momento congelado, yo había advertido una nueva disposición en tu voz. Telefónicamente traté de convencerte que tu ayuda me era indispensable, ya que tú sabías más que yo de electricidad, y tú, siempre dudando de mi excusa infantil para verte de nuevo, diste aprobación sin la más remota molestia que pudiera provocar el ver a una ex después de tanto tiempo.

Retomando, aquel cuadro de los dos parados en la misma esquina a las diez de la mañana fue brutal. Ambos recordamos con lujo de detalle el desgarro que nos produjo el separarnos. Y ahora, después de todo el luto que llevé en tu nombre, volvemos a ser los mismos...

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