30 dic 2007

Dedicado

Montañas y valles nos separan
caminos lejanos,
urbes descorazonadas
el mismo cielo cobija nuestras almas
con dejos de desolación
y lágrimas esperanzadas...

Y entre hojas de otoño
y vitrinas de tienda
comienzo a extrañarte,
a pensarte y recordate
cuando el sol dura tan poco
en esta época del año,
la brisa susurra tu nombre
como si te estuviera añorando.

Amaneceres rojizos
entre nubes de tiempo
que gritan la distancia
que se nos pone en el medio...
y yo, yo intento traerte de nuevo
pero tu silueta intermitente
me baila calladamente
y se cuela entre el asfalto
y los edificios imponentes...

No hay comentarios.: